Tuesday, November 07, 2006

Sábado, 12 de septiembre de 1998, ciudad de Miami. En medio de nutridos operativos, agentes especiales del FBI, arrestan en tardía madrugada (5:30 AM) a 10 personas (ocho hombres y dos mujeres), en distintos puntos de la ciudad. Durante el traslado y en los lugares en los que se efectúa los primeros interrogatorios se les informa que son acusados de espionaje al gobierno y ejército de los Estados Unidos a favor del gobierno de Cuba, y que forman parte de la Red Avispa, nombre codificado que englobaba a un pequeño grupo de personas.

Antecedentes

Esta historia se remonta a varias decenas de años atrás, en el añejo conflicto entre el Gobierno de los Estados Unidos y Cuba, desde el mismo comienzo de la Revolución Cubana. Esta contradicción fue generada por múltiples factores: un fuerte gobierno progresista devenido luego a socialista, independiente a los designios norteamericanos; ello era incompatible con los intereses del Norte en el Área americana. Como parte de la Guerra Fría y su política de solidaridad la URSS apoyó a la isla rebelde, tratando quizás de lograr un aliado en nuestra región, lo que dio un tiro de gracias a las relaciones entre ambos gobiernos.

Por lo que desde el año 1959, se organizaron numerosos planes por parte de las agencias del Gobierno norteamericano con el fin de desestabilizar el proceso cubano; el 17 de marzo de 1960, el presidente Eisenhower aprueba el “Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro”`, así como Kennedy hereda y aprueba el 30 de noviembre de 1961 el “Proyecto Cuba” y en agosto de 1963 la “Operación Mangosta”, los tres incluían planes que iban desde el sabotaje de distintos sectores sociales y económicos, pasando por el apoyo material de grupos armados que operaban en las montañas aterrorizando la población, responsables del asesinato de varios maestros alfabetizadores y campesinos civiles, (un ejemplo de ese apoyo se encuentra en la Operación Silencio, que consistió en el abastecimiento por parte de la CIA, con alrededor de 151 mil libras de logística militar a las bandas del Escambray, entre septiembre de 1960 y marzo de 1961), el intento de asesinato de distintos dirigentes cubanos (en 1975 la Comisión Churc devela en su informe una buena parte de los planes para la eliminación del Presidente Fidel Castro por parte de la CIA y con la colaboración de distintas organizaciones en Miami), hasta la consabida Invasión Armada que finalmente ocurrió en abril de 1961 por distintos puntos de la Bahía de Cochinos.

Otra muestra del trabajo de las agencias gubernamentales de EE.UU. es la voladura de un avión cubano DC-8 en pleno vuelo con 73 personas a bordo entre tripulación y pasajeros, el 6 de octubre de 1976. Al momento se detuvieron dos personas de nacionalidad venezolana, las cuales recibían órdenes de los individuos de origen cubano Orlando Bosch (dirigente del CORU, organización que se declaró responsable de otros múltiples sabotajes terroristas) y Luis Posada Carriles. Este último un agente de la CIA como lo prueban hoy distintos documentos desclasificados por el gobierno norteamericano. Después de múltiples procesos judiciales (durante los cuales fueron protegidos y tratados especialmente por las autoridades venezolanas), Orlando Bosch fue puesto en libertad y Posada Carriles fue ayudado a escapar de la prisión de alta seguridad a través de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y continuó trabajando para la CIA en la operación Irán-Contra en Nicaragua. En la fecha de este trabajo se encontraba retenido en un centro de emigración en los Estados Unidos, solo por entrada ilegal, desconociendo los múltiples hechos que lo señalan como terrorista, aun cuando un tribunal lo declaró “un peligro para la aviación de este país [Estados Unidos]”, el New York Times señala, como conocen muchas personas, que se encuentra bajo la protección del gobierno por ser agente de la CIA. Se intentó deportar para varios países donde se encontraría libre de acción pero ante la negativa de estos, no se toma en cuenta la solicitud legal de Venezuela de llevarlo a su territorio donde es prófugo de la justicia, bajo el pretexto del temor que sea torturado y de la relación fuerte de este país con Cuba.

Como parte de esta política se dio sostén económico a grupos de cubanos que emigraron en los primeros años de la Revolución, radicados fundamentalmente en Miami, ya que estos se componía fundamentalmente de propietarios afectados por las primeras medidas del Gobierno Revolucionario, así como funcionarios, políticos y agentes del antiguo régimen, entre los que se encontraban sicarios y militares que habían participado en la represión contra aquellos que se manifestaran contra la dictadura de Fulgencio Batista o fuera sospechoso de ello. También a grupos que quedaron dentro de la isla y otros que se sumaron bajo las condiciones difíciles del “Periodo Especial”, originado por la caída del Campo Socialista y la aparición de nuevas leyes para aumentar el aislamiento económico de la isla, cayeron en el encanto de la voz de las sirenas del pago de dinero fácil solo por hablar de las aristas y forma que vendieran sobre la situación en la isla. Es decir “la verdad” que le conviniera al patrón que paga. Solo como muestra de ello en los últimos seis años el gobierno distribuyó una suma de 15 millones de dólares a través de agencias USAID (U.S. Agency for the International Development) y NED (National Endowment for Democracy) para impulsar distintos proyectos dentro y fuera de Cuba con el fin de lograr el fin del sistema de gobierno cubano. Informes de ambas Agencias y de la firma de contabilidad Price Waterhouse Coopers señalan que la mayor parte de este dinero es destinado a grupos que operan en La Florida para “conferencias, instrucciones para desarrollar elecciones en Cuba, apoyo a veteranos de Bahía de Cochinos para que supuestamente establezcan relaciones con militares cubanos” y otros proyectos viejos con nombres nuevos.

Debido a esta constante amenaza, desde el principio de su existencia el estado cubano inició una penetración constante y escalonada de los distintos sectores de la aumentada población cubano-americana de La Florida. El departamento 14 de Contrainteligencia de Seguridad del Estado (y no la Inteligencia) desplegó un arduo trabajo de penetración, donde centenares de agentes (cubanos y amigos de Cuba) se infiltraron fundamentalmente entre las decenas de organizaciones cubano-americanas, también en distintos niveles de las agencias gubernamentales como la CIA, FBI y otros, con el fin declarado de contrarrestar los distintos planes existentes contra el estado cubano. Un trabajo tan profundo que, según las agencias gubernamentales norteamericanas, la contrainteligencia cubano es la segunda en extensión y calidad solo comparable con el aparato de inteligencia-contrainteligencia ruso. Algunos personajes de la comunidad, “exiliados conocedores”, estiman que existe un promedio de entre 300 y 400 agentes encubiertos al servicio de la Seguridad Cubana, entre agentes entrenados, colaboradores e informantes conscientes e inconscientes. Sea cierto este dato o no, ello puede dar una perspectiva de lo hondo que ha calado el fenómeno de contrainteligencia cubana.

También ha contribuido en la creación del mito en una parte de la comunidad y de los sucesivos gobiernos, la aparición cada cierto tiempo de historias de “agentes autoproclamados y arrepentidos”, y otros descubiertos o destapados por el propio gobierno cubano, que han acaparado la atención de los medios locales de prensa, enrarecido el ambiente entre los grupos de contrarrevolucionarios y alimentado comentarios y rumores de todo tipo en la ciudad. Una guerra sin cuartel sucede en el seno del territorio norteamericano, una guerra entre el caimán David y los cuervos que cría el gigante Goliat.

José Rafael Fernández Brenes, un desconocido empleado de la televisión cubana desertó de la isla en 1988 durante un viaje al extranjero. Poco tiempo después fue subcontratado como productor en el proyecto de TV Martí, primero en Washington y más tarde en Miami. El 12 de junio de 1991 el Agente Orión regresa a La Habana después de cumplir su tarea como agente de Seguridad del Estado: obtener información que permitiera a las autoridades cubanas interferir las señales de TV Martí que había salido al aire en 1990. En 1993 llegan a la Florida “Iván Luis y María Elena Reyes”, entre 25 balseros, cinco años después se relacionaban con la FNCA y un grupo de ex militares cubanos dirigidos por el ex coronel de las Fuerzas Aéreas Álvaro Prendes. Al ser señalados como agentes cubanos, regresan a Cuba el teniente coronel y la capitana del Ministerio del Interior. En enero de 1999 fueron recibidos en La Habana Daniel y Vivian Rafuls los cuales habían trabajado encubiertos durante tres años en el Centro Cubano de Investigaciones Militares, el cual estudia el posible papel del ejército en una “transición a la democracia”.

Después de los sucesos que dieron comienzo a este trabajo se han producido otros incidentes que han venido a alterar aun más el agitado ambiente miamense ya por si revuelto por el caso del niño Elián González. En mayo del 2000 un agente del INS (Inmigration and Naturalization Service) Mariano Faget fue acusado de vender información clasificada a la Oficina de Intereses de Cuba en los Estados Unidos, mediante un supuesto agente cubano, al diplomático José Imperatori, que eventualmente era el oficial que atendería a la abuela de Elián Gonzáles. Esa acusación “casualmente” coincidió con un momento delicado del proceso para la devolución del niño a la Isla por lo que hizo peligrar el regreso. Cierto o no, el empleado enfrentaba una condena de 10 años de prisión.

Otro caso que aparece después fue el de la analista principal del Pentágono en Inteligencia para Asuntos Militares Cubanos. Ana Belén Montes de Puerto Rico se declara culpable en el 2001 por ceder voluntariamente (afirma que nunca cobró dinero alguno) información clasificada a los servicios de Inteligencia cubanos sobre la forma en que Estados Unidos monitoreaba las instalaciones militares de la isla, así como la identidad de al menos cuatro agentes encubiertos en el archipiélago. “Yo obedecí a mi conciencia más que a la ley. Pienso que nuestra política hacia Cuba es cruel y sucia y me sentí moralmente obligada a ayudar a la isla a defenderse de nuestros esfuerzos para imponerle nuestros valores y nuestro sistema político”, expresó la ex analista antes de ser condenada a 25 años de privación de libertad.

Ha habido otras historias, pueden ser ciertas o parte de la comparsa para desacreditar a la isla que vive desde 1959 una lucha constante para existir, frente a tan poderoso vecino. Pero la más apasionante, la de más repercusión entre todas estas historias es la de la Red Avispa y la lucha por el regreso de “Los Cinco”, como se le conoce en Cuba y el mundo entero.

Sus historias

16 y 17 de junio de 1998: Las autoridades de la Seguridad del Estado cubano, en un intercambio con el FBI, le entregan 230 páginas sobre las actividades terroristas contra Cuba, cinco videocasetes con conversaciones e informaciones transmitidas por las cadenas de televisión sobre acciones terroristas contra Cuba y ocho casetes de audio, ascendentes a dos horas y 40 minutos, sobre llamadas telefónicas de terroristas centroamericanos que estaban detenidos con sus mentores en el exterior. El FBI reconoce estar impresionado por la abundancia de pruebas y responde que dará respuesta en dos semanas. Ya entonces el Buró andaba tras los pasos de varias personas que consideraban posibles agentes del Gobierno cubano. ¿Qué ocurrió? ¿Se detuvieron alguno de los que señalaban las pruebas que entregó el gobierno cubano para evitar el sabotaje a distintas aerolíneas, tanto cubanas como extranjeras que podría causar la muerte de decenas de personas? Más que eso, se relacionaron las pruebas con los sospechosos y meses después fueron detenidos en sus hogares aquellos que habían entregado estas pruebas.

Son todos de origen cubano, aunque dos son nacidos en los Estados Unidos. Viven en apartamentos humildes, trabajan duramente para pasar el mes, su presupuesto, no alcanza a veces ni para las actividades que tienen encomendadas. Se reunían incluso en lugares tan comunes como un McDonalds’s o un Burgher-King.

Gerardo Hernández Nordelo, nació en 1965, casado, caricaturista, graduado en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) cubano. Trabaja de artista plástico, cuya ganancia apenas alcanza para pagar las cuentas. Mientras, es parte de la organización Hermanos al Rescate, que ahora, a falta de balseros, se dedica a dar vuelos piratas hacia Cuba distribuyendo propaganda contrarrevolucionaria. Es el principal encargado de contactar a la Habana todo lo recopilado de las organizaciones contrarrevolucionarias penetradas. Junto a él, en la misma organización está René González Sehwerert, 1956, casado, dos hijas, nacido en Estados Unidos pero criado en Cuba, en la se siente “más cubano que las palmas”, su formación como piloto (y una espectacular llegada a los Estados Unidos a bordo de un AN-2 cubano en 1990) le permitió encajar perfectamente en “Hermanos al Rescate”, ampliando su membresía al Movimiento Democracia. Es informante del FBI de las actividades de estos dos grupos anticubanos, ha comprobado que existen relaciones de estos con las drogas. Ha ganado un premio por su “trabajo en pos de los derechos humanos”

Antonio Guerrero Rodríguez. Nace en 1958 en Miami, dos hijos. Es Ingeniero en construcción de Aeródromos, por ello fue designado para que entrara de empleado de la Base de entrenamiento de la Marina de Boca Chica, en Cayo Hueso. Aún cuando es solo un empleo de escaso nivel (encargado de los desperdicios) es un punto clave para conocer de primera mano el movimiento de la aviación, barcos y tropas, para determinar si existía la posibilidad (y el donde y cuando) de una invasión armada a Cuba. Fundamentalmente recoge información de los diarios locales, así como de los medios disponibles al público en la Base Armada. En su informe denota que nada sale del cauce de lo normal. Sin embargo no puede realizar un trabajo como quisiera pues ni siquiera puede conversar con los soldados en los bares al no alcanzarle el dinero, aun cuando intenta de vez en cuando escribir algunos poemas para revistas y ver si le pagan algo. En los Estados Unidos solo tenía a sus compañeros, su budismo y a su novia.

Rubén Campa y Luis Medina (Fernando González Llort, 1965 y Ramón Labañino Salazar 1963) se gradúan el ISRI y en la Facultad de Economía de la Universidad, respectivamente. Ambos casado, Fernando espera tener algún día un hijo con su esposa, mientras Ramón tiene ya tres hijas. Tienen una misión fundamental, la atención a otros agentes encubiertos.

Junto a ellos otros de los que no se conoce mucho. Alejandro Alonso, el que infiltró el Movimiento Democracia y además tiene la misión de informar sobre el grupo paramilitar PUND, la Comisión Nacional Cubana y la Organización de Pilotos Cubanoamericanos. Tiene esposa y mellizos de 15 años. Los esposos Lino y Linda Hernández, infiltrados en Alpha 66, uno de los principales grupos paramilitares de Miami contra Cuba, es de vital necesidad por el historial de sabotajes y ataques en las costas cubanas con que cuenta la organización. Ella logra presentarse ante su jefe, Andrés Nazario Sargén el cual le firma un libro de la historia de la organización. Él mantiene contactos con CAMACOL (Cámara de Comercio Latina). Joseph Santos. Ciudadano norteamericano naturalizado, esposo de Amarylis Silverio residente legal, se han dedicado prácticamente solo a la observación de distintos factores sociales.

Hay otros vinculados al grupo, entre ellos, Juan Pablo Roque el cual salió en febrero del 96. Su regreso a Cuba se encontraba planificado desde mucho tiempo atrás por el mando superior, coincidiendo con el derribo de las dos avionetas de “Hermanos al Rescate” y la muerte de cuatro pilotos, el 24 de febrero de 1996, lo cual fue aprovechado por Basulto y los demás para tener el papel de víctimas, ya que Juan Pablo trabajaba entre ellos para informar sobre esos vuelos piratas sobre Cuba. Al declararse como agente encubierto en la isla, se le acusa de contribuir al derribo de dichas aeronaves.

El FBI realizó un silencioso trabajo sobre este grupo, entrando varias veces a sus apartamentos haciendo copias de parte de la información, haciendo seguimiento personal intensivo, mientras por esos tiempos, diversos grupos anticubanos realizaban planes de sabotajes para sembrar el terror entre el turismo y la población cubana (abril, julio, agosto, septiembre de 1997, denotación de explosivos en varios centros turísticos de la Habana, muere el turista italiano Fabio DiCelmo. Seguridad del Estado detiene a ciudadanos centroamericanos, quienes acusan a Luis Posada Carriles de contratarlos para los sabotajes. El Miami Herald realiza una investigación y confirma estas declaraciones. El propio Posada lo admite en una entrevista al New York Times en julio de 1998, vinculándolo con la FNCA). El círculo de fuego sobre los cubanos se cierra más cada día sin notarlo, las Agencias de Inteligencia no permiten que otros le hagan el trabajo que no hacen.

Condenados antes de ser procesados

Al momento del arresto, son conducidos al Headquarter del FBI en Miami, para una entrevista de 'convencimiento' a colaborar y traicionar a cambio de ciertas promesas, presiones y chantajes. Después de varios intentos fallidos, los llevaron en auto al FDC (Federal Detention Center) de Miami, en el corazón mismo del Downtown Miami. El Jefe del FBI de Miami desde el mes de mayo de 1998, Héctor Pesquera, avisa del arresto primero que a nadie a Ileana Ross Lehtinen y a Lincoln Díaz-Balart. Por ser sábado, los arrestados no pueden contactar con nadie, para avisar de su situación. Sólo el lunes, se les permitió en el FDC asearse para presentarse en la Corte Federal, donde se les informa de la asignación de abogados de oficios y del inicio del proceso.

Y desde septiembre, la prensa norteamericana, en particular los medios en Miami, organizan una feroz campaña, calificándolos “a priori” de espías cuyo trabajo era “comunicar, entregar o trasmitir a un gobierno extranjero documentos, escritos e información secreta relacionada con la defensa nacional” para provocar un ambiente desfavorable en la comunidad norteamericana, y facilitar su condena en un tribunal. También el 29 son trasladados a la Special House Unit (Unidad de Albergamiento Especial) eufemístico nombre dado al "hueco". Un lugar bastante estrecho, con unos 15 pies de largo por 7 de ancho (4.5 por 2 m) “para dos personas”, con una plancha como colchón, inodoro y lavamanos de metal y una pequeña ducha donde reina el moho y la humedad. Las leyes norteamericanas prescriben que solo a culpables de delitos más graves: asesinato; se le puede mantener en este sitio durante lo máximo de 60 días. Y ellos no habían sido sometidos a juicio. A cinco de los cubanos se les mantuvo durante 17 meses en un lugar, prácticamente incomunicados, solo con una asistencia mínima de sus abogados, también impedidos de verlos estuvieron sus familiares (René en mayo de 1999, pudo ver a su hija y esposa, encadenado a una silla y bajo vigilancia). Esta parte oscura del proceso no tuvo ninguna relevancia para la gran prensa norteamericana.

La presión, coacción y abusos a los que fueron sometidos, lograron que cinco de los detenidos se inclinaran ante la fiscalía, tal vez pensando que así protegerían a sus familias. Las amenazas para con sus hijos y contra sus parejas, hicieron que accedieran a pactar con el fiscal para lograr condenas menores y a cambio decir muchas cosas a conveniencia de la fiscalía, todo lo que supieran, “y lo que no”, de la Red Avispa. Ya para el 8 de octubre el matrimonio de los Hernández, se declara culpable del cargo de actuar como agentes extranjeros no inscritos. Poco después Alonso y los esposos Santos también claudican ante las condiciones a las que son sometidos. Después fueron condenados a penas mínimas de 3 a 7 años de prisión. Se vieron aislados ante las garras de los agentes del FBI, pero ignoraban que una potente maquinaria se movilizaba en apoyo de los prisioneros.

Aún cuando no se da a la luz pública en Cuba, el gobierno cubano trata de mover los mecanismos que puedan lograr la libertad de los detenidos, ello implica que desde la Isla se pague a los abogados defensores así como que se desclasifiquen para el proceso una gran cantidad de documentación que puedan probar los verdaderos fines de los agentes cubanos en suelo norteamericano. Por ello el equipo de la defensa viaja más de seis veces a Cuba, recopilando gran cantidad de información. También se apoya a los familiares de los procesados, tanto de los Cinco como de aquellos que se declaran culpables desde el principio. Por ello cuando la esposa de René y sus hijas es deportada a Cuba en el 2000 es recibida afectuosamente y con respeto. Todos se prepararon para la larga lucha legal que vendría.

Se presentó un conjunto de acusaciones contra ellos, la más grave sería la de “conspiración para reunir y entregar información de defensa para ayudar a un gobierno extranjero, esto es, la República de Cuba.” Otra, menor, fue la de Omisión de Inscripción como Agentes Extranjeros.

Ya en octubre de 1998, “Hermanos al Rescate” comienza una campaña para la indemnización de los familiares de los cuatro pilotos derribados por aviones cubanos el 24 de febrero de 1996, a costa de fondos congelados de la Isla, con el objetivo principal de realizar una campaña de propaganda en contra del gobierno cubano. Como algunos de los acusados trabajaron en su organización en esa época, ello “convenció” al gobierno de agregar la acusación de Asesinato a las ya mencionadas.

En el acta de acusación se incluyeron 26 cargos, aunque en una segunda versión, al no reunir pruebas suficientes, la fiscalía debe cambiar la acusación de asesinato por conspiración para realizarlo, para Gerardo.

Durante toda la preparación para el juicio (reunión de pruebas, solicitudes legales, selección del jurado) aumenta la tormenta que había levantado entre los sectores anticubanos en Estados Unidos. Se presentaron mociones para un cambio de sede, debido al ambiente que siempre ha reinado en Miami con relación a Cuba, las que fueron vetadas por la jueza Joan Lenard. Manuel Viramontes, Luis Medina y Rubén Campa declaran sus verdaderas identidades. Se desata la lucha por el niño Elián González. En Miami, “ciudad neutral” realizan show televisivos ante la corte, de los posibles jurados ha seleccionar, algunos expresaron temor ante una manifestación violenta del exilio si el jurado decidiera absolver a los acusados. Muchos declaran su odio a los acusados y algunos dicen ser antichavistas, que desean arreglar cuentas con los cubanos, se rechaza un potencial jurado que declara: “considero el caso como el de los cinco espías Mickey Mouse, cuyas acciones no tuvieron prácticamente consecuencias para nadie fuera de la histérica comunidad de exiliados cubanos del sur de la Florida”. Todo este ambiente contribuyó a la sentencia pública de antemano. El jurado final: El presidente dijo que estaba en contra de la dictadura de Fidel Castro y que anhelaba el día en que este fuera derrocado. El segundo miembro del jurado - un banquero retirado de Illinois - dijo que su hijo había sido infante de la Marina durante 21 años y que su hija había estado por 15 años con el FBI y aun lo está. El tercer miembro del jurado trabajaba para el Fiscal General del estado de la Florida en la división penal. Y así por el estilo hasta llegar a los doce miembros.

“El juicio de espías más grande de la historia de los Estados Unidos”

El 6 de diciembre del 2000, comienza realmente la vista oral del juicio. Fiscalía y defensa presentan sus argumentos. Durante la audiencia, la defensa presenta sendos discursos de apertura en favor de sus defendidos. La fiscal principal declara que el gobierno estadounidense desclasificó unas 6,000 páginas de documentos confiscados a la Red. La defensa desea facilitar el suministro de algunos de los documentos incompletos por parte del gobierno cubano. Ello confirmó el apoyo de este último a los acusados. (Entre los documentos se encontraban mensajes intercambiados entre Cuba y los agentes).

La fiscalía los había presentado como una red que tenía un alto nivel de refinamiento en
las áreas tecnológica y de codificación, sin embargo solo pudo mostrar en el juicio: Dos computadoras con 15 años de atraso tecnológico, un radio de onda corta
valorado en $100, una pequeña grabadora portátil, una libreta de notas, un par de
cables conectores, un aparato de video, boletos de avión, pasando por fotografías personales hasta enormes gráficos. Mostrando estos y otros objetos comunes encontrados en las casas de los acusados parecían tener como objetivo sugerir que las pruebas son tan abrumadoras que los acusados eran culpables.

Tanto entre los documentos como los instrumentos hallados, no se pudo demostrar hechos concretos de espionaje, no hubo intercambio de información de defensa, ni seguridad nacional, solo datos que pertenecían al dominio público a nivel local. Todas las evidencias solo servían para la especulación.

Aparece entonces el testigo estrella de la acusación: Joseph Santos, uno de los cinco agentes que había pactado con la fiscalía. Admitió que fue entrenado en Cuba para vigilar instalaciones militares estadounidenses, sin embargo, dice “no hablar inglés”, (cosa difícil de admitir dado el alto nivel de sofisticación de la red que sugería la fiscalía). Añadió que “No obtuve ninguna información militar secreta, sino que mis tareas en sí eran secretas en este país”. Sus funciones, y las de su esposa, solo se limitaron a: el estudio de las rutas de ómnibus del Condado, el funcionamiento de los servicios de courier, el ambiente alrededor de la zona donde se construía el edificio del Comando Sur y sobre su modo de vida, relaciones personales y de trabajo. Además dijo que los tres oficiales cubanos que lo controlaron en Miami jamás le dieron instrucciones, verbales o escritas para conseguir secretos militares, “Me dijeron que penetrara al Comando Sur, pero no específicamente de obtener información secreta”, es más “no sé cómo se clasifican las informaciones militares en este país. No me lo enseñaron”

Finalmente admitió que declaraba por lograr una condena mínima, “No tengo grandes esperanzas de que lo vuelvan a hacer, pero sí es cierto''.

Apenas iniciado el juicio, (enero del 2001), y ya a la fiscalía se le derrumba el caso, la fracción anticubana se encuentra desorientada, ya grita que el juicio es una farsa: “Este juicio es un fraude judicial y una tomadura de pelo a la comunidad cubano-americana y al pueblo americano. No se debe permitir que esta farsa continúe sin ser cuestionada. Hay que demandar a la entrante administración que, como primera prioridad, ordene una revisión de esta causa y la abundante evidencia acumulada por el FBI que está siendo desperdiciada por la fiscalía”. Lograr presionar a la fiscalía, jurados, testigos y a la opinión pública para lograr una condena, es una tarea de primer orden. Perder el show del niño Elián les había dejado resentido el amor propio y los bolsillos. Este no lo podían desaprovechar.

Entra el gobierno del cowboy George W. Bush y sigue el juicio. Desfilan varios oficiales de la contrainteligencia del Comando Sur. El teniente coronel Christopher Winnie, afirmó que un ciudadano estadounidense nacido en la isla tendría dificultad en conseguir un empleo en el Comando Sur porque Cuba es considerado un país comunista y, por lo tanto, es difícil
confirmar información sobre el pasado de esa persona. “El Comando Sur da clasificaciones de seguridad de ”secreto” a un jardinero o un mozo de limpieza para ingresar en las
instalaciones pero sin acceso a documentación sensible”
afirmó. Otra evidencia de que ninguno de los acusados poseía información secreta de Seguridad Nacional la dio el teniente general James R
. Clapper Jr. (retirado), el cual no encontró nada de este tipo entre lo que examinó. Así tampoco la fiscalía pudo mostrar ninguno de estos documentos, aunque se escudó en el Acta de Procedimientos Para la Información Clasificada (CIPA) para no presentarlos.

Se comenzó a hablar sobre los sucesos del 24 de febrero de 1996, sobre el papel jugado por Gerardo, René y Juan Pablo Roque en ello. El FBI habla de su intento de convertir a René en su informante. Uno de los pilotos sobrevivientes, Arnaldo Iglesias, piloto en el avión de Basulto, cae en profundas contradicciones sobre ese día. Demostraba que había intenciones ese día de cruzar hacia territorio cubano y que se había hecho. La defensa muestra un video donde aparece un MIG (avión de la fuerza aérea cubana) alrededor del avión de Hermanos al Rescate cuando el piloto niega haberlo visto. También confiesa que él y Basulto habían preparado un
artefacto explosivo “antipersonal'' con municiones calibre 20, para dejarlo caer en territorio cubano.

El 2 de marzo termina el desfile de los testigos por parte de la fiscalía, quedando muy mal parada, tanto que para esa época, los pocos periódicos que hablaban sobre el juicio (La gran prensa sensacionalista había sido silenciada por el establishment en lo referente a este. No era prudente hablar sobre un juicio donde muchos hechos espinosos se pondrían al descubierto) tuvieron que moderar su lenguaje, ya no afirmaban que los cubanos eran espías sino que les ponían adjetivos: presuntos, supuestos, probables, también le nombraban “acusados de espiar”. Sigue el desconcierto entre las filas de las organizaciones anticubanas ante la vista de otro posible fracaso, por lo que redoblan sus presiones.

En este punto los abogados de la defensa presentan mociones y piden que el juicio sea denegado ante el hecho de que, evidentemente, durante los tres meses que ha pasado la fiscalía presentando supuestas pruebas no ha habido ningún argumento real que pueda determinar si los acusados han cometido los delitos que se les imputan. Por supuesto fue denegada la moción.

Los acusados admiten haber utilizado identidades falsas (excepto en el caso de Antonio y René, como se mencionó anteriormente) y no haberse registrado formalmente como agentes de un gobierno extranjero. Señalaron que este último requisito no se aplicaba a ellos, y que tanto sus vidas como sus labores se verían en peligro si utilizaran sus propias identidades.

José Basulto, convocado por la defensa como testigo hostil, fue puesto entre la espada y la pared. Tratando de evadir su responsabilidad en los hechos del derribo de las avionetas, dijo que “no podía recordar nada de una advertencia sobre riesgos, de incursionar en el espacio aéreo cubano”, olvidando lo dicho días anteriores por un funcionario de la Agencia Federal de Aviación (FAA).

Sobre este tema un especialista declaró que las avionetas pudieron ser derribadas en Espacio Aéreo cubano, ya que las posiciones catalogadas como confiables fueron dadas por un crucero (Majestic of Seas), el cual no ha declarado su ubicación verdadera y que según la comunicación entre uno de los pilotos del MIG y la torre de control, (captada por la Agencia de Seguridad Nacional) estaba a 5 Km. de la costa cubana. También los MIG tomaron precauciones para no cruzar al espacio aéreo internacional. La fiscalía no pudo refutar nada de estos argumentos, quedando en claro que el derribo fue hecho como respuesta y defensa por la violación del espacio aéreo cubano.

Tres testigos de otra organización anticubana (Alpha 66) se acogen a la quinta enmienda norteamericana, que los exime de prestar declaraciones públicas que puedan más tarde servir para incriminarlos. Ello demostró que realizaban actividades fuera de la ley, que pudieran ser catalogadas de terroristas y delictivas. Estos estaban involucrados en planes de atentados contra Fidel Castro, y desestabilización del gobierno cubano, y eran objetivo de trabajo para los cubanos. Así desfilaron otros representantes de los grupos e igualmente fue un desfile de odio contra el pueblo cubano.

Para seguir corroborando el objetivo fundamental de la presencia de los agentes cubanos en La Florida, la defensa mostró un documento elaborado por el Ministerio del Interior cubano y entregado al FBI en junio de 1998, sobre los atentados a los hoteles de la Habana en 1997, donde se asegura que fueron realizados desde el exterior, por grupos del “exilio”. Esta prueba se expuso al dar entender la fiscalía que las autoridades cubanas no habían colaborado con las estadounidenses en la investigación de los atentados bombistas de 1997. El documento, según la defensa, “demuestra efectivamente que las autoridades cubanas colaboraron con las estadounidenses en aclarar estos hechos”. Y quedó claro que estas pruebas no se hubiesen podido recopilar sin el trabajo de los cinco cubanos.

El 8 de junio del 2001, termina la vista oral del juicio, dejando muchas dudas sobre el caso. Un cable de AFP de ese día comenta: “Cinco meses de testimonio, frecuentes recesos y algún enfrentamiento verbal han alargado tediosamente el juicio sin aportar luz definitiva sobre la cuestión central. ¿Se trata de peligrosos espías que intentaron penetrar en instalaciones militares estadounidenses o de simples infiltrados en organizaciones anticastristas de la Florida?”. En otra ciudad, con otros intereses, toda la evidencia presentada por la defensa hubiera servido para liberar a los cinco cubanos, o por lo menos sembrar una duda profunda por el caso entre el jurado. Había sido el juicio más largo de la historia de EE.UU. hasta ese momento, durante siete meses comparecieron 74 testigos (43 de la fiscalía y 31 de la defensa), se necesitaron 119 volúmenes de transcripciones, cajas de documentos de prueba, y 15 volúmenes solo de narraciones de hechos previos al juicio.

Sin embargo, de antemano estaban condenados. La amargura entre los recalcitrantes anticastristas que aspiraron a vivir a costa del niño Elián, y su sed de venganza, el ambiente de terror creado alrededor del caso por las organizaciones y los medios locales, la intensa desinformación con respecto a Cuba en las personas, las promesas del nuevo gobierno apoyado y presionado por las fuerzas electoreras cubano-americanas, hicieron que a pesar de lo largo y cargado del juicio, el jurado de Miami solo deliberara por breves espacios de tiempo durante cuatro días sin siquiera enviar una sola nota o expresar alguna duda ante el tribunal, y procediera a declarar a los cinco detenidos culpables de cada uno de los 26 cargos de la acusación. No hicieron ni una sola pregunta acerca de los complejos principios legales involucrados, y no hicieron ni una sola solicitud de revisión de ninguno de los testimonios.

Durante el mes de diciembre del 2001, se dictó sentencia, el primer día David Bucker, presidente del Jurado que los declaró culpables, estaba sentado en la sala junto con José Basulto y otros elementos anticubanos. Fueron condenados a las penas máximas en los principales cargos de la acusación:

Gerardo Hernández, sentenciado a dos cadenas perpetuas por conspiración para cometer asesinato en primer grado y conspiración para cometer espionaje, respectivamente. Además, 15 años por los cargos de conspiración para cometer delito contra Estados Unidos, documentación falsa y agente extranjero sin previa declaración al Fiscal de Estados Unidos.

Ramón Labañino, condenado a cadena perpetua por el cargo de conspiración para cometer espionaje, más 18 años por los cargos de conspiración para cometer delito contra Estados Unidos, documentación falsa y agente extranjero sin previa declaración al Fiscal de Estados Unidos.

Antonio Guerrero, sentenciado a cadena perpetua por conspiración para cometer espionaje, más 10 años por los cargos de conspiración para cometer delito contra Estados Unidos y agente extranjero sin previa declaración al Fiscal de Estados Unidos.

Fernando González, 19 años de prisión por conspiración por cometer delito contra Estados Unidos, documentación falsa y agente extranjero sin previa declaración al Fiscal de Estados Unidos.

René González, 15 años de privación de libertad por los cargos de conspiración para cometer delito contra Estados Unidos y agente extranjero sin previa declaración al Fiscal de Estados Unidos.

Y después del juicio, ¿Qué...?

Luego de terminar las vistas de sentencia fueron trasladados a distintas prisiones donde son tratados como reos de alta peligrosidad, siendo sometidos a pésimas condiciones de alimentación y vestimenta durante los traslados, y también encerrados en el “hueco” varias veces.

Ya desde el mes de junio, Cuba había hecho público al mundo el caso de los cinco, y comienza una campaña de solidaridad a nivel mundial que comienza a agrandarse hasta en los propios Estados Unidos. Consta de grupos de apoyo en cientos de países que dirigen cartas a sus parlamentos y autoridades implicadas en el caso (las recientes cartas de diversas personalidades al Fiscal General de los Estados Unidos, es un ejemplo de ello), reparten propaganda a nivel del pueblo y prensa (Un anuncio a página completa en The New York Times, con el costo de $50 000, fue costeada por el Comité Nacional para los Cinco de EE.UU. gracias al apoyo de los fondos recolectados en los Estados Unidos y otros países), realizan conferencias para aclarar los verdaderos objetivos que los llevaron a los Estados Unidos, apertura de páginas Web y boletines, con información sobre los Cinco.

Desde el momento de la condena, la defensa preparó los argumentos para la apelación. Esta se realizó en el Onceno Circuito de la Corte de Apelaciones de Atlanta, ante un panel de tres jueces: Stanley F. Birch Jr., Phyllis A. Kravitch y James L. Oakes, se presentaron estas argumentaciones por escrito el 7 de abril del 2003. El 29 de septiembre del propio año, el gobierno de los Estados Unidos presenta la respuesta a estos documentos de apelación presentados por los abogados defensores. La contra réplica a esta, llegó el 17 de noviembre. Luego de ser analizadas las distintas documentaciones se fijó la vista oral para el 10 de marzo del 2004. Para ello contaron con 15 minutos (3 por cada acusado) para exponer las razones que llevaban a una apelación del juicio (como máximo se podía extender a 5 minutos).

Los argumentos presentados por la defensa fueron los siguientes:

- A los acusados se les negó un juicio justo, ya que Miami era una sede en el cual ellos no podían recibir una consideración justa de su caso. (Para ello un especialista reunió documentación, recortes de periódicos, declaraciones que formaron parte de la campaña contra los cinco, además toda la propaganda que diariamente existe en la ciudad contra el gobierno de Cuba. Todo ello formaba un ambiente muy desfavorable, no pudiendo seleccionar un jurado totalmente imparcial y desperjuiciado para que los cubanos fueran juzgados en la ciudad. Además la jueza en varias ocasiones, protestó por los disturbios anticubanos dentro de la sala y solicitó que el gobierno sacara a esos individuos. El proceso legal completo, si ninguna duda, estuvo constantemente sujeto a presiones por parte de ciertos grupos en esa comunidad y de la prensa. El gobierno se opuso varias mociones para el cambio de sede sin embargo un año después de la sentencia, este solicitó un cambio de sede de un juicio civil en Miami donde el INS era el acusado, por ser un caso relacionado con un problema cubano –maltrato a un empleado de origen latino, nuevamente conectado con el caso Elián-).

- La conspiración para cometer espionaje no fue probada, más allá de la duda razonable. (Es el primer caso en la historia de estados Unidos de supuesto espionaje sin una sola página de un documento secreto. El gobierno nunca presentó ninguna evidencia de un documento oficial robado o de algún intento de robar un documento oficial. Este es el primer caso de espías sin secretos del gobierno. Los únicos secretos descubiertos por los acusados tuvieron que ver con actividades encubiertas de grupos anticubanos radicados en Miami.

- La conspiración para cometer asesinato por parte de Gerardo Hernández no solo no fue probada más allá de la duda razonable (como fue concedido por el gobierno), sino que el cargo no tiene precedente en el derecho norteamericano, ya que el derribo de las avionetas fue un acto de un Estado protegiendo su soberanía, su tierra y su pueblo.

- Las sentencias fueron excesivas y en violación y en violación de las orientaciones apropiadas, (Los acusados no usaron violencia, no hubo presentación de documentos hallados, solo dudas razonables, así como los principales cargos no fueron probados).

- Los procedimientos secretos invocados por el gobierno y la conducción del juicio fueron violaciones fundamentales de la Constitución de los Estados Unidos. (Los documentos pertenecían a los acusados, pero solo pudieron acceder a una pequeña parte de ellos, con varios meses de demora, y en una sesión secreta con el jurado, sin la defensa, les explicaron por qué no obtendría la defensa el resto, evocando a el CIPA. Cuando la defensa solicitó desellar los documentos para la apelación se denegó esta solicitud. También la jueza ignoró el ambiente de hostilidad hacia los acusados de parte del jurado, la prensa y los grupos anticubanos.)

- Cualquier acto realizado por los cinco acusados, todos ellos sin uso de armas y relacionados con un supuesto espionaje, estaban justificados por la Doctrina de la Necesidad, y por lo tanto, son excusables en Derecho. (Ya que con su trabajo salvaron cientos de vidas humanas, tanto de cubanos como de otros países, incluso norteamericanas, desarticulando los planes de las organizaciones exiliadas contra la isla caribeña).

El 9 de agosto del 2005, el panel de tres jueces anula el juicio celebrado en Miami y ordena realizar uno nuevo en una sede que fuere neutral para los acusados. Solamente se pronunciaron sobre este punto en un documento de 93 páginas: “fue palpable la percepción de que estos grupos exiliados podrían dañar a los miembros del jurado si dictaban un veredicto incompatible a su opinión”, también criticaron a la fiscalía por remarcar en reiteradas veces que el jurado podría abandonar su comunidad si absolvían a “espías enviados a destruir los Estados Unidos”

En este momento, mientras el gobierno decidía si apelar a la corte en pleno (los 11 jueces) o aceptaba organizar un nuevo juicio, los convictos dejaban de serlo para volver a ser simples acusados a los que aun no se les había probado nada. La defensa volvió a solicitar que fueran liberados bajo fianza, pero el gobierno hizo caso omiso de esta petición. Motivados porque esta corte de apelaciones en particular es identificada como pro-fiscalía, en muy raras ocasiones ha fallado en contra del gobierno en otros casos de apelación, la fiscalía decide entonces realizar la apelación y volvió la espera del fallo.

Después de un año, el 5 de agosto del 2006, la Corte de Apelaciones de Atlanta, emite la decisión (en votación de 9 a 2) de que los cinco cubanos recibieron un juicio justo en Miami. Y que los jueces revisaran el resto de los cargos apelados. Este nuevo fallo anula lo dicho por el panel de jueces y afirma la decisión original de la Corte de Miami. La decisión de la mayoría encontró que los medios de prensa no habían tenido un papel importante, los dos jueces que discreparon señalaron lo contrario – citando a la jueza cuando se refirió al interminable espectáculo de la cobertura de prensa.

Después de ello, se podía proceder a: solicitar a la Corte Suprema que revisara esta última decisión relativa a la cuestión de la sede o esperar hasta que el panel de tres miembros de la Corte de Atlanta considere los otros nueve temas que están en la apelación.

Pero tomar la segunda opción no significaba renunciar a la primera por lo que no existe un tiempo límite para acudir a la Corte Suprema en relación a la revisión de la decisión de la Corte de Apelaciones. Incluso los dos jueces discrepantes sugieren en su opinión que este es un caso que merece una determinación de la Corte Suprema. Se espera en los momentos de este trabajo la revisión de los demás cargos por parte del panel de tres jueces.

Mientras, se unen gran cantidad de personas a los grupos ya existentes de apoyo a la liberación de los cinco cubanos, celebrando en el período del 12 de septiembre (aniversario de su arresto) hasta el 6 de octubre (aniversario de la voladura de un avión cubano) la Jornada Mundial por la Liberación de los Cinco. Cada día crece la solidaridad. La injusticia tiene que ser derrotada.

Bibliografía consultada (en orden cronológico).

Arrestos indican nueva actitud de EU ante infiltrados. The Miami Herald, Septiembre 15, 1998.

Affidavit, El Nuevo Herald. Septiembre 15, 1998.

Supuestos espías nadaron entre un mar de organizaciones. El Nuevo Herald. Septiembre 16, 1998

Espías cubanos negocian un acuerdo. El Nuevo Herald, Octubre 08, 1998.

Los ojos de Castro en Miami (primera entrega). The Miami Herald, Abril 26, 1999.

INS official guilty of espionage in Cuba case. The New Herald. Mayo 30, 2000.

Presentan pruebas contra los espías cubanos encausados. El Nuevo Herald. Diciembre 14, 2000.

Defensa sugiere que testigo ha sido un fracaso como espía. El Nuevo Herald. Enero 9, 2001.

La farsa del juicio a los espías. El Nuevo Herald. Enero 12, 2001.

Testigo de la fiscalía sirve a la defensa en el juicio de los espías. El Nuevo Herald. Enero 17, 2001.

Testimonio contradictorio en el juicio contra presuntos espías. El Nuevo Herald. Febrero 6, 2001.

Carry on spying, The Guardian. Marzo 6, 2001.

Un especialista considera que las avionetas fueron derribadas en Cuba. El Nuevo Herald.
Marzo 22, 2001

Testigos se amparan en la quinta enmienda. El Nuevo Herald, Marzo 27, 2001.

Informe cubano crea controversia en juicio. El Nuevo Herald. Abril 25, 2001.

Cuban spy gets 25 years. The Washington Post, Octubre 17, 2002.

Gastó Washington 15 mdd en apoyo a ONG anticastristas. La Jornada, Mexico, Noviembre 23, 2002.

Attorney Leonard Weinglass: 119 Volumes of Testimony and
Only Five Minutes for Oral Appeal. http://www.antiterroristas.cu, Septiembre 12, 2003.

Convictions of alleged Cuban spies overturned. The New Herald, Agosto 10, 2005.

¿Quiénes son los Cinco cubanos prisioneros en Estados Unidos? http://www.antiterroristas.cu, Marzo 14, 2006.

Claves para entender el juicio de los Cinco. http://www.antiterroristas.cu, Marzo 14, 2006.

Testigos de la defensa y del gobierno. http://www.antiterroristas.cu, Marzo 16, 2006.

Historias de espías en la vida del exilio. El Nuevo Herald, Abril 02, 2006.

El presidente del Parlamento cubano insiste en que los Cinco agentes cubanos fueron condenados injustamente en Estados Unidos. http://www.rebelión.org, Septiembre 06, 2006.